El vino es más que un alimento. La endocrina Mª Jesús Chinchertru explica que su principal aporte beneficioso son los antioxidantes: “Por su elaboración, el vino tinto es más antioxidante dado que la fermentación alcohólica se realiza mientras el mosto está en contacto con la piel y las pepitas, zonas altas en resveratrol. Es el mejor antioxidante”.
El aporte calórico del vino como bebida alcohólica es grande; se trata del nutriente con mayor densidad calórica (7 kcal/g), después de las grasas y es superior a los hidratos de carbono y las proteínas.
Pero el vino tinto, a diferencia del blanco, posee una propiedad particular: activa un gen que impide la formación de nuevas células de grasas y al mismo tiempo estimula las existentes para depurarlas gradualmente eliminándolas de nuestro cuerpo. Así, contribuye a la pérdida de peso siempre que se tome durante las comidas.