Son las 8 de la mañana de un día de julio, que se nos presenta tórrido y quedamos con Carlos Moro, presidente de Bodegas Familiares Matarromera, en un hotel malagueño del centro de la capital y allí nos lo encontramos rodeado de su equipo comercial planificando la jornada del día.
Un café me aguarda, mientras termina su reunión y con la amabilidad y cordialidad acostumbrada nos sentamos y más que una entrevista, empieza un diálogo entretenido y como es habitual con él, tremendamente enriquecedor.
Empezamos con su proyecto en la D.O. Ribeiro y quisiera, que nos aclarara ciertas cuestiones, que aún no estaba muy definido para Solwines. “Ribeiro fue una decisión personal. Quería un vino gallego y surge esa posibilidad. Es un vino de finca (Finca San Cibrao) y de autor. Nuestro equipo de enólogos trabajaron conmigo para elegir el lugar y los tiempos de vinificación. Me entusiasman variedades como Godello, Treixadura y Albariño y creo que lo logramos. Trabajamos conjuntamente con una bodega del lugar y obviamente, el tiempo nos dirá si invertimos en la zona, algo que en absoluto descarto”, puntualizó Carlos Moro.
Gran conocedor de los vinos de Castilla León en donde el grupo tiene bodegas en la D.O. Rueda, Ribera del Duero, Cigales y Toro, y es precisamente por esta última en donde va dirigida nuestra siguiente pregunta en tanto y en cuanto la D.O. Toro es de esas comarcas que llevan décadas anunciándose como la gran revelación, que incluso competirá con los vinos de la Ribera del Duero o los riojanos, pero que ese momento nunca llega.
“En Toro buscamos el mejor vino y no el más puntuado por las revistas especializadas porque precisamente ese tipo de vino, los puntuados, son los que el consumidor no aprecia” manifiesta y reconoce, que en esa nueva línea hay otras bodegas, que han seguido otro camino distinto y están haciendo grandes cosas. ”Ahí está Cyanopica, nuestro vino que lleva a Toro por otros derroteros más fresco y comprensible”.
No podíamos obviar en este encuentro sobre dos cuestiones, que ultimamente venimos observando. Por un lado, el cambio climático, y por otro lado, la política de adquisiciones y fusiones que se están produciendo entre las bodegas. Sobre el primer asunto, el cambio climático, Carlos Moro nos recuerda el proyecto Cenit Demeter en donde Bodegas Familiares Matarromera invirtió 2,8 millones de euros solamente para estudiar el comportamiento de la variedad de uva Verdejo ante las fluctuaciones climáticas y sobre el particular manifiesta que “Es una realidad y por eso participamos junto a otras bodegas en el proyecto Cenit Demeter. Todo con el objetivo de buscar la máxima calidad de la variedad Verdejo. Buscar el tipo de aroma y la época de la vendimia es determinante. No solo subir la altitud del viñedo. Hay que saber tratarlo, saber aplicar los conocimientos y nosotros lo estamos haciendo mediante trabajos de I+D, en donde invertimos todos los años una importante cantidad de dinero. El proyecto Cenit Demeter fue uno de ellos y de sus conclusiones venimos trabajando en el campo”. Sobre las fusiones y adquisiciones que se vienen produciendo ultimamente en el sector del vino manifiesta lo siguiente: “Nadie vende si las cosas van bien y sobre las fusiones, tal vez obedezca a estrategias de expansión y posicionamiento en el mercado. Nosotros somos compradores y como ejemplo, ahí está nuestra reciente adquisición en la D.O.Ca Rioja”.
El tiempo no daba para más. Su equipo comercial estaba impaciente para acompañarle en las citas de hoy, asi que dejamos esta entrevista con un “hasta luego” porque esperamos que haya más oportunidades de seguir hablando con Carlos Moro. Un abrazo y un apretón de manos sirvió para posponer más preguntas en otro momento. Tal vez nos veamos en Burgos en septiembre, en donde un congreso internacional nos espera. ¡Hasta pronto amigo!
Concretamente 127.300 kms. para mostrar este vino Atlántico por todo el mundo. Once viajes internacionales a destinos como Japón, Corea del Sur, Colombia, Estados...