En un viaje muy reciente a la Ribera del Duero para visitar una bodega, el equipo de Solwines, además de catar las propuestas de los nuevos vinos ribereños crianza y reserva, que saldrán al mercado en estas navidades, tuvimos la oportunidad, también de disfrutar de una experiencia gastronómica de lo más singular. Como suele ser una constante, por estas tierras el lechazo es su plato imprescindible en toda las visitas, pero nunca al espeto, como es famoso el Mesón los Doce Arcos en la pequeña localidad de Traspinedo (Valladolid). Un restaurante tipicamente castellano, con una carta bien sencilla, pero muy bien elaborada y con un marcado tinte casero. Algo que se agradece mucho, sobre todo, cuando estamos centrados en catar, catar y catar buenos vinos.
Según cuentan los lugareños, desde hace tiempo inmemorial en Traspinedo era típico el Pincho de Lechazo Churro a la brasa. Una tradición que aún perdura en muchas casas de este municipio de apenas 1.000 habitantes y en donde en el restaurante Mesón Los Doce Arcos resulta un plato imprescindible, como también sus croquetas de jamón caseras, los espárragos de temporada, la morcilla, el chorizo de olla y el queso curado. Mención aparte está la sopa castellana, que incluso en el mes de agosto apetece, aunque sea una tapita.
Con estos platos resulta evidente que nos encontramos ante un mesón de cocina castellana, como evidente resulta la decoración de su salón. No obstante, para los más arriesgados y solo, cuando se encuentran en el mercado, los gambones a la plancha configuran un plato “peculiar”, que lo dejaremos para otra ocasión. En el capítulo de postre es obligatorio disfrutar de la tarta de piñones, una materia prima, el piñón, que se encuentra en la zona.
Concretamente 127.300 kms. para mostrar este vino Atlántico por todo el mundo. Once viajes internacionales a destinos como Japón, Corea del Sur, Colombia, Estados...