Hay restaurantes, que se encuentran tan identificados con el municipio en donde se encuentran, que una visita a ese lugar y no pararse a almorzar, en este caso en el restaurante Loliña, resulta que la visita se queda corta o pendiente. El arroz con almejas y rape, el rodaballo o las almejas de Carril por supuesto a la marinera, son platos indispensables para, que de alguna manera, sentir la esencia de este pueblo marinero, en donde precisamente las almejas de Carril han ganado prestigio y reconocimiento internacional.
La capacidad de Loliña es de 90 comensales divididos en dos salones y un reservado para doce personas. Además, una agradable terraza permite en determinadas fechas poder compartir los aromas del mar, que se encuentra enfrente del local, con aquellos aperitivos y platos, que hemos elegido.
En esta ocasión, invitado por el Consejo Regulador de la D.O. Rías Baixas, nos dejamos seducir por una Vieras preparadas, para continuar con la soberbias, almejas a la marineras y una bandeja de Nécoras, para finalizar con el recomendado plato principal de la casa, como es el Rape “Loliña” (rebozado y salsa secreta de la casa) y de postre, un impresionante postre, Fillooas rellenas de mermelada de fresa y nata de obligado cumplimiento.
Como no podía ser menos, los vinos que nos acompañaron todos de la añada 2017 fueron Paco&Lola, Mar de Frades, Pazo San Mauro y Quintela da Barca, todos ellos de la D.O. Rías Baixas.
El restaurante Loliña es en definitiva una acertada propuesta, cuando se quiere adentrarse en la cocina gallega marinera. Platos de lonja y un ambiente agradable y sensorial para disfrutar.
R.G.Q.