A lo largo de los últimos años he acudido a muchos beach de playa con nombres muy conocidos y salvo excepciones los precios desmesurados por plato y un servicio “muy mono”, pero con poca profesionalidad han sido la tónica general. Con este estereotipo y estigma iba al Trocadero Arena y he de reconocer que esos miedos y resquemores cambiaron rápidamente nada más entrar en estas instalaciones. Un somelier de sobresaliente, discreto, atento y con muchas tablas nos recibió a las puertas de este estableciento, que se define como un restaurante de playa, con filosofía de chiringuito.
El servicio sorprende por su amabilidad, respeto y ganas de atender al cliente. Aconseja pero no estorba, ni pretende influenciar. El slow food impera en todo momento. Aqui se viene a disfrutar de los platos y la verdad es que comer comer, se come muy bien. A precios razonables, dentro de un esquema de calidad y productos de lonja recién traídos, que valen lo que vale.
Nuestro almuerzo empezó con unas estimulantes patatas bravas con el toque personal del chef, una fritura de bogavante exquisita y unos boquerones al ajillo de lo más sugestivo.
Continuamos con un excelente pulpo frito con mahonesa Kimchi y unas gambas a la plancha excelentes. Un almuerzo, que como se comprenderá todo venía para el centro, como el chuletón de vaca vieja, perfecto de punto y tremendamente jugosa, sin estar sanguinolenta, en fin como los cánones de la buena carne mandan.
No puedo dejar de insistir en la profesionalidad del servicio, que sin agobiar, siempre atentos para que nada faltara en la mesa. La sonrisa por delante y la amabilidad como seña de identidad. Pocas veces he visto este nivel en un restaurante. Enhorabuena.
Playa Río Real N-340 (A7) Km. 186
Salida Torre Real
Marbella (Málaga)
R.G.Q.