A principios de este verano pasado tuve la oportunidad de visitar Bodegas Torres y compartir un preciado tiempo con Miguel Torres padre e hijo, como con Mireia y por supuesto, con personal del staff de la bodega. Es curioso, que cuando visitas las bodegas los imputs que recibes se traducen en hectáreas de viñedo, terruño, instalaciones, producción, etc. En bodegas Torres lo que impregna tu mente son sensaciones, emociones y compromiso. En cualquier rincón de la bodega te encuentras con el respeto y compromiso medioambiental. Respeto y compromiso con la mujer, que por cierto, juega un papel fundamental en el organigrama de la empresa. Se puede afirmar, sin duda alguna, que sin el papel de Waltraud, Marimar, Mireia, Cristina y otras tantas más, que no pertenecen familiarmente a Torres este proyecto no sería lo mismo.
Por último, está el respeto y compromiso con el Penedés, con la tierra que les vió nacer y en donde allá por el año 1870, Jaime Torres Vendrell empezó con la primera bodega del clan familiar frente a la estación de ferrocarril de Villafranca del Penedés. ¡Hay si levantara la cabeza este señor y viera lo que sus generaciones posteriores han hecho y harán!.
Por todo ello escribir de la bodega principal de Familia Torres es facil, porque hay muchas cosas que contar, pero también complejo, porque se sabe por dónde empezar, pero no por dónde terminar.
El compromiso medioambiental es tan profundo, que hay trabajos de I+D+i, que nunca tendrán fin, o mejor dicho serán las generaciones futuras las que se verán afortunadas, por algo que empezaron sus predecesores. Hablamos de inversiones, que ya superan los tres millones de euros anuales. Proyectos, que sirven para reducir un 30% las emisiones de CO2 por botella en el año 2020, con respecto a las emisiones emitidas en el año 2008. Han establecido un protocolo de edificación sostenible en las nuevas instalaciones, tratamiento y aprovechamiento de aguas residuales, creación de una balsa pulmón de agua, utilización de plantas de baja necesidad hídrica, inversión en energías renovables, parque eólico, tren eléctrico para las visitas guiadas. También hay que constatar que Miguel Torres padre conduce un utilitario eléctrico para sus desplazamientos por las bodegas catalanas de la propiedad. Placas fotovoltáicas, creación de un lecho de algas para la fijación del CO2 y así un larguísimo etc.
En el año 1966, la Familia Torres inicia en el Penedés la plantación de variedades foráneas francesas como la Cabernet Sauvignon y la Chardonnay. Un legado, que inició 4 años antes, en 1962 Ceferino, mejor dicho Jean Leon, con quien Miguel Torres mantenía una estrecha amistad y compromiso para continuar con el proyecto Jean Leon en un futuro, como asi ha sucedido. Ahora es Mireia, la que recoge el legado y ha iniciado otro muy importante, como es la recuperación de variedades ancestrales del Penedés y otra más reciente, que son también variedades ancestrales de otras comarcas vitivinícolas. Desde principios de los años ochenta la Familia Torres inció este proyecto, quizás de una manera más bien filantrópica. Mireia dirige este proyecto y le ha dado la verdadera esencia, en donde se han rescatado más de 50 variedades prefiloxéricas de las que cinco tienen valor enológico por ahora. Nos referimos a las variedades Forcada, Pirene, Moneu, Gonfaus y Querol. Hay otros trabajos como la Sumoll del Penedés, que comparte ADN con la Verijadiego de la Isla de El Hierro y que en Bod. Jean León elaboran un monovarietal muy interesante.
Compromiso, respeto y dedicación son los semblantes, que hemos observado en nuestra visita a Bodegas Torres. Sobre las personas estas son nuestras sensaciones y que me perdonen si me equivoco. De Miguel Torres padre está la experiencia y negociación. No en vano le gusta aprender el idioma del país en donde vende sus productos. De su mujer Waltraud Maczassek, la ruptura con el poder establecido, el avance de las cosas y la fuerza por conocer nuevas perspectivas. Sus cuadros reflejan ruptura, tenacidad e innovación. Me encantaría colgar alguno de ellos en mi casa. De Miramar Torres está la paciencia y el trabajo día a día. Meticulosa y enamorada de Sonoma (Estados Unidos). De Miguel Torres hijo está la estrategia y su ejecución. Osea, la constancia. Mireia estudiosa, currante y con muchas ganas de investigar, aunque su trabajo nunca tendrá fin. Es el legado para futuras generaciones y finalmente Cristina, quien represanta el aprendizaje y la oportunidad. Todos forman un engranaje, esencial para el éxito empresarial. No en vano facturan más de 400 millones de euros al año y es considerada entre las cinco bodegas más importantes del mundo.
En otro articulo hablaremos de las bodegas, por cierto, recientemente en la D.O. Costers del Segre ha inaugurado una bodega nueva y dicen que pronto se verá otra en la D.O. Rías Baixas. También comentaremos sus referencias. Todas ellas de gran valor enológico.
Concretamente 127.300 kms. para mostrar este vino Atlántico por todo el mundo. Once viajes internacionales a destinos como Japón, Corea del Sur, Colombia, Estados...