No voy a descubrir nada nuevo al afirmar que Antequera es una de las ciudades más bellas de Andalucía, con un legado cultural y patrimonio artístico espectacular, además de bellezas naturales como es El Torcal.
Un lugar único en el mundo en donde la naturaleza ha querido esculpir en la roca calcárea toda la creatividad e ingenio. Precisamente en el camino hacia ese enclave natural y a tan solo 5 kms. de Antequera se encuentra el Restaurante- museo Molino Blanco. Un establecimiento con un generoso aparcamiento, que nada más entrar sorprende por su museo de usos y costumbres de la zona con una colección magnífica de aperos de labranza y otros materiales que los habitantes de esa comarca utilizaban para las tareas del campo.
Su enorme comedor con capacidad para 350 comensales está colapsado en sus paredes, por esos llamativos instrumentos, que forman parte de la historia de la comarca antequerana. Una belleza visual, que acompaña los platos del chef Jose María Ramírez.
Propuestas, que no podían ser de otra manera, rinden culto a los productos autóctonos de la extensa vega de cultivo del lugar y su ganadería, aunque por la proximidad al mar, también reciben diariamente de las lonjas malagueñas pescados frescos de nuestra Costa del Sol.
La receta tradicional de la comarca prevalece sobre todo lo demás. Aqui se viene a degustar como entrantes unas migas, una porra antequerana o el ajoblanco.
Platos contundentes y refrescantes, para hacer estómago y disfrutar posteriormente de unas chuletitas de cordero, el codillo de cerdo a la miel, la paletilla de chivo lechal, el rabo de toro a la andaluza o un buen entrecot.
De postre no podemos olvidarnos de degustar el reconocido Bienmesabe antequerano, herencia de la influencia árabe del lugar y si uno prefiere algo más liviano el helado con mermelada de mango y crujiente de chocolate podría ser una alternativa.
El restaurante Molino Blanco es una propuesta que nos acerca a la gastronomía tradicional de la comarca antequerana fundido con una exposición museística, que bien se merece una visita y plasmar en nuestras cámaras, como en nuestro paladar esa propuesta cultural y gastronómica.
R.G.Q.