Siguiendo el camino, que se inicia por el Castillo de Peñafiel nos encontraremos un páramo en donde en lo alto se encuentra los vestigios del Convento de Santa María de Oreja, ya en el municipio de Langayo, construído en el siglo XII, y habitado por los canónigos regulares bajo la tutela del Arzobispo de Toledo, que les encomendó, que cuidaran las viñas del entorno, pues sus vinos eran de una calidad “celestial”.
Pocas son las referencias históricas sobre este convento, situado en un camino de cruces a varios municipios de la zona, aunque en el libro parroquial de Cogeces del Monte en el siglo XVII afirmase, que habitaron allí Templarios. En fin, sea como fuere, lo cierto es que durante la infancia de Antonio Vaquero, hermanos, primos y amigos fué un lugar de encuentro y correrías de la infancia, asi como en su residencia natal de Langayo motivo de muchas conversaciones junto a una buena copa de vino.
Antonio Vaquero, después de sus estudios universitarios y trabajar en Madrid en una multinacional de la tecnología de la información, la llamada de la tierra (Langayo y los vestigios del convento). El convencimiento de un proyecto vitivinícola captó la atención de amigos del lugar, como sus hermanos para construir Bodega Convento Oreja con el firme propósito de elaborar un “vino moderno donde la barrica fuese un actor secundario” conservando los valores tradicionales, que caracterizan los grandes vinos de la Ribera del Duero.
De los viñedos situados en altura, algunos de ellos considerados de los más elevados de la Ribera del Duero en su término de la provincia de Valladolid. Nos situamos por encima de los 900 metros de altitud en el año 2002 aparece el primer vino de la bodega, que en la actualidad tiene 25 hectáreas de viñedo en propiedad y controla otras 15 hectáreas.
Un vino en el que apenas se hicieron 10.000 botellas, pero que antes de las navidades se habían vendido todas las unidades. Un revulsivo de ilusión y certificación de que las cosas se habían empezado bien, y que en la actualidad viene corroborado con las 180.000 botellas que sale de la bodega destinado en un 40% a la exportación a países como Alemania, Bélgica, Polonia, Canadá, Brasil, etc.
Las mimbres están puestas en esta bodega con apenas 20 años de vida, lo misma edad que la media de sus viñedos para elaborar en estos terrenos de suelo de grava y caliza con poca materia orgánica vinos de referencias de la Ribera del Duero. El objetivo, que han marcado es encubrarlo entre los mejores del mundo. Un objetivo que se consigue con el paso del tiempo y el reconocimiento de expertos y grandes aficionados.
Para la propiedad un gran vino parte de un gran terroir. Ellos ya lo tienen, incluso por la altura de los viñedos pueden eludir por ahora las desgraciadas consecuencias del cambio climático, que se nos avecina. Una apuesta por la variedad; en este caso la Tempranillo es la variedad exclusiva de la bodega. La recogida manual de la uva y su posterior selección en bodega. La apuesta y trabajo en la elección de las barricas. Sus orígenes; roble francés y americano, grado de secado de las duelas, el tamaño del poro y los distintos tostados de la barrica, que tiene que ser discreto para preservar las características de la uva y finalmente, que el fondo de la barrica no esté tostado.
Un trabajo de campo esencial, como en bodega supervisado por la enóloga Silvia González, que en la actualidad ha permitido presentar en el mercado tres propuestas de vinos:
- Convento Oreja roble: con 4 meses en barrica, que permite por su delicadez y presencia frutal en temporada estival disfrutarlo a temperatura más baja de lo habitual.
- Convento Oreja crianza: su primera puesta en escena fué en el año 2003 y de donde parte las primeras ilusiones de este proyecto.
- Convento Oreja Memoria: un reserva que nace con la añada 2005 con uvas procedentes de una parcela de 2 hectáreas a 950 metros de altitud y que solo en años excelentes se elabora este vino, aunque apenas se pueden producir 500 botellas.
- Tenemos que resaltar, que el hecho de haber llamarlo Memoria a su vino de referencia parte de hacer un reconocimiento a todas aquellas personas cercanas, que ya no está entre nosotros. Un homenaje, que resalta la calidad humana de sus integrantes.
La ambición de la propiedad y el horizonte marcado no tiene límites. Nuevos vinos se tiene pensado presentar, siempre y cuando se esté convencido de la excelente calidad del mismo. Así un vino blanco, rosado y ecológico se encuentra al menos según hemos podido saber dentro del pensamiento de sus propietarios. Por ahora, y ya es bastante toca disfrutar de sus tres propuestas.
Bodega Convento Oreja
C/ De la Fuente S/N
47318 Mélida (Peñafiel- Valladolid)