Juvé&Camps Reserva de la Familia forma parte sin duda alguna del patrimonio vitivinícola español. Lo que en 1976 nació para satisfacer el consumo para la familia y amigos 50 años después son miles, tal vez millones los “amigos” que podemos disfrutar alguna vez de alguna de estas significativas botellas.
Gracias al progenitor de Joan Juvé Santacana se inició esta obra de arte vinícola. Un proyecto póstumo pues desgraciadamente falleció un año antes de su puesta de largo y que después de muchas vivencias y anécdotas el año pasado con motivo del centenario de la bodega se presenta J&C Reserva de la Familia Rosé 2018, que hoy llevamos a las páginas de solwines.es tras testarlo en nuestra mesa de cata.
Estamos ante un cava de Guarda Superior, certificado ecológico, 100% Pinot Noir de viñas con más de 50 años de edad. Una brillante tarjeta de presentación de edición limitada de un total de 20.000 botellas, que refleja la perfecta expresión de una variedad de uva, que con tanto mimo y esmero han sabido interpretar el equipo técnico de la bodega. Sobre todo, en una añada complicada como lo fué la del 2018, con una elevada pluviometría, cuando los tres años anteriores resultó todo lo contrario.
Un cava de color rosa pálido con aromas intensos a fruta roja madura, floral, notas lácteas y bollería fina. En boca tiene una entrada suave, cremosa y vivaz. Equilibrado y otra vez vuelve su estructura frutal.
Atrás queda para la nostalgia esos viajes en un Seat 600, cuando Joan Juvé y su padre viajaban a Madrid tras levantarse a las cinco de la mañana para vender alguna caja de Reserva de la Familia en Madrid. Hoy en día superan las 250.000 cajas al año.
También para el anecdotario está ese encuentro con un limpiabotas en la calle Larios de Málaga en donde Joan Juvé lustró sus zapatos encima de una caja de madera de Reserva de Familia.
Estamos pues, ante un cava de culto. Un orgullo para todos los que sentimos plenamente identificados con la excelsa calidad de un cava, como los que elabora Juvé&Camps.
Ricardo G.
