Juvé&Camps con este cava ha conseguido situarse en otra dimensión, independientemente de la comarca vitivinícola de donde proviene. Una copa de este Reserva de la Familia de Guarda Supeior se sitúa por encima de su denominación de origen. Cavas, champagnes, prossecos de este nivel juegan en otra liga. Elegancia, personalidad y grandiosidad definen de tal manera a Juvé&Camps Reserva de la Familia 2018, que no hace falta posicionarlo en ninguna comarca vitivinícola, pues se vale por si mismo para situarse en el olimpo de los grandes espumosos mundiales.
Atrás queda esos momentos, como nos comentaba Joan Juvé, cuando se elaboró este cava para consumo propio y compartirlo con los amigos. Desde que puso en el mercado una sola botella, hace ya muchos años el éxito le ha acompañado desde entonces.
Cava de Guarda con un mínimo de 36 meses de crianza en la copa ese color dorado brillante le acompaña unas finas burbujas que termina en una corona central. En nariz predomina la fruta blanca, notas cítricas y tostadas de su larga crianza.
Ya en boca se expresa amplio, refrescante, profundo y complejo con los recuerdos a panadería y bollería presentes tras su paso largo.
Un cava para el disfrute sorbo a sorbo acompañando una buena tertulia, pero si lo armonizamos con la gastronomía le sienta bien los mariscos, pescados, cocina asiática en especial la japo o una buena tabla de quesos curados.
Apuntamos que Juvé&Camps Reserva de la Familia 2018 es un cava de culto, para el disfrute a un precio que ronda los 19,50 euros.
La magia de los grandes cavas catalanes se expresa perfectamente a la perfección aquí. Lo dicho sorbo a sorbo.
Ricardo G.