De nuestro “fondo de armario” encontramos una botella de la añada 2016 de Impromptu Sauvignon Blanc bien guardada según los cánones habituales de temperatura, oscuridad y sosiego. Así, que echando cuenta de nuestras fichas en las que ya en el 19 de junio de 2017 hacíamos referencia de la capacidad de guarda de este vino hemos querido descorchar nuestra botella y averiguar su evolución.
Hay algo que no cambia, al menos no percibimos es la enorme calidad de la botella (del cristal) y el elegante diseño de su etiqueta, que coincide con la de la añada 2023, que hoy se comercializa, pero si nos ha llamado poderosamente la atención y que apenas se comenta a la hora de describir un vino. Ese actor secundario, que juega un papel crucial en la guarda y madurez de un vino: el corcho y en este caso su calidad es incuestionable. Constatamos, que Bodegas Hispano Suizas apuesta por la mejor calidad de los corchos para sus vinos y el resultado al paso del tiempo es fantástico. Descorchamos la botella, como si esta fuera embotellada recientemente. El corcho se desprende entero sin dejar residuos de su componente.
La carta de naturaleza de un gran vino se presenta también con el paso del tiempo en donde ganan en matices e Impromptu Sauvignon Blanc 2016 ha ganado en personalidad, elegancia y diría que también en fuerza. Enamora en cada sorbo que robamos a la copa, al mismo tiempo, que añoramos no disponer de otra botella para descorcharla en años vineros.
Elaborado a partir de uvas seleccionadas de cepas de baja producción y considerado por diversas guías como el mejor Sauvignon Blanc de España su color amarillo con reflejos verdosos ha pasado a un amarillo dorado topacio, algo que llama la atención porque es precisamente el color lo que primero cae en un vino de guarda y sin mirar la añada apenas llamaría la atención ese paso temporal.
En nariz sigue siendo aromático, menos intenso que antes y de sus recuerdos minerales, compota y fruta tropical según nuestra ficha del 2017 hemos pasado a un vino en nariz más amielado, especiado y recuerdos lejanos de mango y fruta de la pasión.
En boca antes marcaba la presencia de fruta blanca como la manzana, cítrico, untuosidad y buena acidez. Ahora dicha acidez se mantiene sorprendentemente intacta, reflejando una gran estructura en sus componentes, elegancia y finura.
Si nos olvidásemos de la añada, algo que siempre condiciona, hablaríamos de un vino gastronómico, que armoniza muy bien con ahumados, quesos curados y tostados, así como todo tipo de carnes; rojas o blancas.
Pablo Ossorio y su equipo han sabido elaborar un vino mayestático sabiendo comprender e interpretar todo el potencial de una variedad la Sauvignon Blanc, que como se puede observar con este vino en tierras valencianas ha encontrado su idilio perfecto. Así que el que pueda que consiga más de una botella de su añada 2023 y la vaya disfrutando a lo largo de los próximos años. Impresionará.
Ricardo G.