De vez en cuando nos gusta sumergirnos en añadas lejanas para articular de una manera la evolución de un determinado vino al paso de los años. Por regla general la conclusión de muchos de ellos es que con el tiempo ganan en “sabiduría”; en ciertos matices que demuestran su potencial y es verdad que se disfruta mucho de ellos, pues se constata su personalidad y calidad.
Con esta premisa descorchamos esta botella de LAN A Mano 2009 y nuestra sorpresa fue enorme al descubrir, que 14 años después su punto de acidez y frescura perdura, como si fuera ayer, cuando se embotelló esta añada. Una capacidad de evolución, que se mantiene presente espectacular y esta capacidad de guarda evoluciona de una manera sobresaliente. Sin duda alguna una de las grandes sorpresas en cuanto a vino se refiere, que hemos catado este año 2023, que acaba de terminar. Lástima de no disponer de otra botella de esta añada para disfrutarlo a final del 2024.
Cepas de más de 35 años. Ahora las mismas cepas tendrán cerca de 50 años procedentes del pago “El Rincón” dentro de la Viña Lanciano.
Antes un vino de color rojo picota, según nuestro fichero. Ahora con el tiempo de color un poco más teja, como si se tratara de un Gran Reserva.
En nariz sigue la fruta madura (mora, ciruela y grosella), toques especiados y torrefacto como recuerdos a chocolate negro.
Su paso en boca es amplio, carnoso y persistente; como los grandes vinos más actuales, pues su personalidad y potencia permanecen vivo, con ese punto de acidez que nos cautiva.
Ya salvo que la bodega se desprenda de alguna botella de esta añada lo que encontraremos en el mercado es LAN A Mano 2020.
Antes su precio era sobre los 27,50 euros y ahora llega sobre los 31 euros.
LAN A Mano 2009 ha demostrado una casta envidiable. Lo que invita a disponer de más botellas de otras añadas.
El maridaje es relativamente sencillo. Solo y en buena compañía la mejor idea, aunque armonizado con un carpaccio de carne de vacuno, platos de carne especiada, pasta (lasaña) y jamón ibérico sería propuestas magníficas.
Ricardo G.