SECASTILLA 2017, D.O. SOMONTANO

0
1352

En contadas ocasiones las sensaciones y emociones que nos puede transmitir un vino nos hace brotar unos sentimientos tan sublimes, que nos trasladan afirmar que la existencia humana se basa precisamente en eso: “encontrar esos placeres que den sentido a la vida”.

Con Secastilla el flechazo surgió desde el primer momento. Cuando los responsables de González Byass me invitaron a recorrer en su día este valle situado en el prepirineo aragonés y constatar cómo estas cepas de Garnachas plantadas hacen más de 65 años se aferraban a la tierra, no era de extrañar que a los que amamos el mundo del vino nos brotaran unos sentimientos profundos. Con estas cepas es imposible elaborar un vino, que no nos emocione.

Efectivamente, a la sombra de un enorme árbol situado en la viña disfruté de mi primera copa de Secastilla era la añada 2001.  Desde entonces y lo reconozco mi devoción por este vino ha ido “increscendo” y puedo afirmar que es uno de los vinos más significativo del panorama español y que todo aficionado tiene la “obligación” de disfrutar de una botella alguna vez.

No puedo dejar también de reconocer el más que sobresaliente trabajo del enólogo de la bodega, José Ferrer y su equipo. La mano humana siempre juega su papel en la elaboración de los vinos, aunque la intervención sea lo que sea.

Según me contaron en su día, este feliz alumbramiento bodega/viñedo parte un fin de semana, cuando alguien que no recuerdo practicando ciclismo pasó por este valle y se encontró con este viñedo. Ahí arranca el trabajo comercial de González Byass buscando a los viticultores de estas parcelas y adquiriendo algunas hectáreas para elaborar este superlativo vino.

En nuestra mesa de cata tenemos Secastilla 2017, aunque ya en el mercado convive también la añada 2018. Apenas poco más de 15.000 botellas.

De color rojo picota con ribete violáceo. Limpio y brillante ya es un indicador sutil de su capacidad de guarda. En nariz, de intensidad media aparece francos aromas de fruta del bosque junto a notas tostadas, cacao, chocolate, torrefactos y ciertos recuerdos minerales.

Buena entrada en boca. Fresco, goloso, amplio, amable, buena acidez y vuelve la fruta con elegancia.

Son de esos vinos nacidos para el pleno disfrute. Armoniza muy bien con guisos, cordero, carne a la brasa, embutidos, incluso con platos contundentes de la cocina sudamericana en general, pero Secastilla se disfruta plenamente solo en una buena tertulia a media tarde, sorbo a sorbo.

Su precio se sitúa sobre los 30 euros, que bien los vale.

 

Ricardo G.

 

DEJA UNA RESPUESTA

Introduzca su cometnario
Por favor, ponga su nombre aquí