Cuando un proyecto es serio, ordenado y profesional, como es el iniciado por Pedro Mercado en 2006, el lugar amparado por alguna denominación de origen de prestigio poco importa. “El Dorado” se encuentra por fortuna en cualquier lugar de nuestra geografía y Pedro lo encontró en una finca en Oliva de Mérida (Badajoz). Vientos marinos del Atlántico portugués y la Tinta Roriz lusa un clon de la castellana Tempranillo, pues la naturaleza no entiende de fronteras políticas, junto a nuestra Garnacha Tintorera son el prólogo de la concepción de un mayestático vino como es Haragán de los Balancines, Reserva Especial 2018, que es para mi uno de los grandes vinos que este año que empieza a finalizar más me han impresionado. Un vino en donde el papel fundamental lo recoge la interpretación de la uva. Lógicamente con la colaboración fundamental del terroir, la climatología del lugar, la orientación del viñedo y la batuta de Pedro Mercado y su equipo.
De color rojo picota brillante y capa alta estamos ante un vino que se presenta en nariz aromático e intenso con recuerdos de frutos del bosque: arándanos y grosella negra. Notas de pimienta y eucaliptus con predominio de monte bajo del terroir.
En boca es opulento, redondo, goloso, frutal con un largo retrogusto, que invita a disfrutar sorbo a sorbo con tranquilidad paladeando y disfrutando de una copa de este vino e investigando sus diferentes sensaciones organolépticas tan elegante.
Haragán de los Balancines reserva especial 2018 es un vino de culto. Para disfrutarlo en determinadas ocasiones, tal armonizando con carnes rojas, guisos o como en nuestro caso con un salmón al horno ligeramente especiado con batatadas y puré de pesto.
Su precio sobre los 30 euros ya define de alguna manera la exclusividad de este vino, que lo dicho: “Uno de los grandes descubrimientos de este año”
Ricardo G.