Las amistades que se generan en los estudios muchas veces marcan la vida de las personas, que perdura a lo largo del resto de una vida. Eso es precisamente lo que le sucedió a Bertrand Sourdais en la escuela de enología de Burdeos, en donde conoció a Ricardo Perez Palacios. Ambos buscando el Santo Grial del vino fuese donde fuese.
Para Bertrand ese viaje a la perfección lo encontró en San Esteban de Gormaz (Soria), al sur del río Duero, sobre terrenos arenosos con profusión de guijarros en donde se asentaban viñas prefiloxéricas de Tinto Fino y de la variedad Albillo sometidas a una viticultura de dirección ecológica.
Bertrand descubrió esta zona en el año 1999, cuando aún estaba como encargado de la viña Chateau Nénin en Pomerol y estaba a punto de iniciar el proyecto, como director técnico de Dominio de Atauta.
Bodegas Antídoto se fundó en el año 2010. Los relieves montañosos del Sistema Ibérico y la sierra de Somosierra protegen la zona de temperaturas extremas y conforman un microclima muy particular dentro de la comarca vitivinícola Ribera del Duero.
Según Bertrand, mientras que en el resto de la Ribera del Duero, Valladolid y Burgos las incipientes bodegas arrancaban viñedos para plantar variedades como la Merlot o Cabernet Sauvignon, aquí en Soria se guardaron de respetar variedades como la Tinto Fino y sobre todo Albillo con la que se puede elaborar grandes vinos.
En la actualidad en Bodegas Antídoto se elaboran dos rosados: Le Rosé y Roselito, asi como dos tintos: Antídoto y La Hormiga.
R.G.Q.