Recuerdo hace casi un poco más de una década, cuando visité esta bodega por primer vez y pude constatar de la mano de sus tres propietarios. Los hermanos Antoñana. Un proyecto casi insólito en Navarra con mucha ambición y con clara vocación de asentarse en España como una de las grandes bodegas españolas.
De alguna manera me recordaba a otra bodega también de Navarra como es Bodegas Chivite, que en su día aportó y mucho dentro de los vinos rosados en este país. No obstante a Bodegas Inurrieta le faltaba ese marchamo tan significativo y todo presagiaba, que más tarde o más temprano algo nos depararía en el futuro.
Desde luego elementos sobresalientes no le faltaba para ello. Una bodega de 7000 metros cuadrados con capacidad para elaborar 4 millones de litros y una extensión muy significativa de viñedo alrededor de la bodega presagiaban un futuro ilusionante y ambicioso.
Bodegas Inurrieta tiene un diseño práctico y funcional. Muy operativa para el trasiego de la uva y el vino. Ha sido concebida para elaborar muy buenos vinos huyendo de la parafernalia y los efectos “mágicos” de algunas bodegas, que nacieron tras el boon inmobiliario y en donde significados arquitectos diseñaron unos edificios llamativos, pero en algunos casos lejanos a la realidad de su objetivo, que es sin duda alguna la elaboración de vinos.
Después de tanto tiempo veo el presente de Bodegas Inurrieta ya asentada en el mercado español. Con las mismas etiquetas con la que iniciaron en este mundo y ya con el 40 % de su producción destinado a la exportación.
Inurrieta Orchídea fue la marca destinada para los blancos. Posteriormente llegó Orchídea cuvée con su marcado paso por barrica.
Para los rosados nos encontramos Inurrieta Mediodía y finalmente para los tintos nos encontramos Inurrieta Norte, Inurrieta Sur, Cuatrocientos, Altos de Inurrieta y finalmente Laderas de Inurrieta.
Todos ellos grandes vinos de Navarra, pero con la asignatura pendiente aún de ser reconocidos.